miércoles, 9 de febrero de 2011

Vos, Ella, El y Yo.

Parte I.

El reflejo de la espada señala mi destino:
un mausoleo de altísimas columnas romanas adornadas con un techo de estrellas verdes.
Un camino largo es solo la entrada hasta la escalera del templo.
Tan largo que se necestaría un caballo para recorrerlo en días.
Debo decir que no tengo caballo, y que toda esa inmensidad la presencio desde arriba.
Cuando sea el momento de ser mortal, me haré carne abajo.

Que hermoso lugar. Me recuerda tantas vidas anteriores cuando lo grande era para grandes, cuando los reinos eran altos y prolongados mas allá de los cuatro puntos cardinales.
Debian ser así para hospedar a un Dios.

¿ Y yo para que estaba ahí?

La espada me habla: Tengo un enfrentamiento pendiente.
Desde su punta genera un aro de luz que se extiende por todo el reino de mármol.
Y así detecta mi objetivo, un contrincante: El Demonio.
Estaba bañándose en una piscina roja;
Su cuerpo hermoso y desnudo, su rostro oculto.

El viento me suspira un secreto:
"El Diablo es débil desde adentro".

Deposite mi ser en un envase de carne:
un hombre quien pudiera tomar la espada y enfrentar un gigante siendo el hombre un grande por dentro. Ahora con piernas corro alrededor de esa piscina ovalada.
Y rodeándola a ella habían estanques circulares de brea, fuego y sangre.

Yo tenia que ser la perfecta carnada para que el monstruo se atragantara con la aguja que seria mi espada. Vi unas cuantas carnadas mas, cada una impulsada por diferentes deseos: títeres de caprichos inmortales, sacrificios cuando la carne vale carne.
Me vestí de brea, sangre y fuego el perfecto disfraz de aperitivo cuando ahora se presentaba el momento. La lengua del demonio no tarda en olfatearme, similar a la de una víbora pero con forma de mujer de bronce. De un tirón me abraza, me eleva y esconde en la oscuridad de las fauces del que tiene muchos nombres.


Parte II

Es tu mano.
Tu mano come mi mano.
Tu mano toma mi mano.
Tu mano...
Mi mano...
Se comen.
Se toman.

Despertamos en un tranvías citadino, otro tiempo de adornos y milagros.
Estaba vacío, y ya habías hecho los arreglos para que nos llevara a tu reino.
Es un expreso que va a una estación sin nombre. El conductor te conoce te habla como si fuese la primera vez, como si fueses una desconocida, solo para desconcertar, para mantener un secreto que vos tanto cuidas.

La magia moría en un mundo de velocidad.

Ya nadie tomaba tranvías. ¿Quien querría esperar?

Llegamos a una estructura gris que eclipsaba al sol. Un castillo de asfalto, una bodega donde las vías llegan a su fin. Tus súbditos te hacen una reverencia: tres mecánicos engrasados te saludan.

"Se me hizo tarde, tuve que dar unas vueltas"

Eso decís tomando mi brazo y llevándome escaleras arriba entre habitaciones desordenadas de antiguedades baratas. Estantes irregulares, muebles como piezas de Tetris que vas moviendo para hacernos camino entre todas las cosas. Cada camino un laberinto y cada cuarto un desorden.

Descansamos en una habitación, un cuarto compartido. blanco e iluminado.
Descanso en la cama y de alguna forma se va haciendo mas chica,
me sentía apretado contra la pared.
Te observo cambiar de ropa y "otra" aparece desde las sombras. Me mira fijo con sus ojos oscuros. Cuando aparece "ella" también aparece "el".

Ahora entendí porque se sentía mas chica la cama.
Eramos un par de cucharas, nuestras piernas se entreveraban y de alguna forma no me incomodaba. Su espalda es mi pecho y su perfil sonríe una intención definida:
Se toca, primero bajo las sabanas. Y luego ya nada importa. Ella nos mira y disfruta verlo masturbar. Eyacula sobre las sabanas, y esparce el semen para no dejarlo en evidencia.

Sonríe.
Me sonríe.

Y respondo con cara de piedra.

¿Que es eso tan detestable que tenés que te hace tan adorable?
Como si nada hubiese pasado él se levanta y va hacia vos que lo miras encantada...
Mas que encantada, pero cuesta decir la palabra.

Ella se acuesta sobre mi pecho.
Con un abrazo tiene certeza de lo que vos pones en duda.

"Vos podes amarme".

Ella dice con una angustia atorada que esconde en su garganta.
La correspondo rodeándola con los brazos y acercando su rostro al mio.
Queriendo entender algo mas que sus ojos me estaban diciendo;
Exprimir ese "noseque" que le sentía adentro.

"¡Vos estas casada!" Le decís medio enfadada.

"¿Casada con quien?"

"Con nadie". Ella responde

Él sonríe y me mira.

Y vos le decís: "Te la cogiste antes de la boda".

Ella sonríe y llora. Empapando mi pecho.

"Si. Y ahora, así como esta en esa cama, la volvería a coger".

"Sos un zarpado". Pienso y vos le decís.
Y te gusta; Como te gusta que sea así.

Él lee mi pensamiento.
Esta molesto que ella este sobre mi.
Le intimida que sepa tanto de él.

Pellizca mi piel junto con mi ropa;
Las tuerce y las entrevera en un remolino de carne y tela.
Y con la peor cara de loco enciende cada punta, cada pellizco con un encendedor.
Una cara de loco que yo puedo mantener con toda tranquilidad en reflejo.
Esos ojos oscuros los conozco;
Esos ojos sin brillo los he visto: es el vacío de un mundo siniestro.

Intentas detenerlo, crees que podes interferir.
¿Como llegamos a esto?

Sabes que no se despedirme.
Por eso desaparezco.
Todo conjuro tiene un tiempo.
Mencione que cuando vuelvo siempre vuelvo solo?
Cada vez que regreso ni siquiera me acompañan los recuerdos.

Vuelvo así de solo.

Las calles son tan ordinarias sin magia.
Ya conozco todo rincón cerca de casa.
Tu reino de tranvías y desorden extrañaba.

Nos buscamos lejos de "ellos" para ser "nos".

Apareces en una ventana con la imagen de un árbol partido con ramas rojas.
Las venas de un corazón roto que solo sabe de hermosos errores.
Y yo con una bomba de tiempo que pierde la cuenta de saber cuando va a detonar.



1 comentario:

Andres dijo...

Hola mi estimado! acabo de conseguir un Cyclonus henkei, si estas interesado en el universe no dejes de avisarme (te digo porque habias escrito en un post viejo sobre eso)