sábado, 7 de agosto de 2010

Los Globos Bombarderos.

El recuerdo se va esclareciendo cuando visualizo los pasos de Martín y Fede mientras que caminamos de excursión. Un paseo callado y bien lejos a una distancia necesaria de nuestros " yo mismos" urbanos.
Buscamos intimidad: cuanto mas lejos estemos mas cerca estaremos. ( Si: de nosotros)
El piso estaba poco solidario; Siempre húmedo entre el barro y pozos inevitables.
Casi de noche, el sol se sentía en la piel luego del largo rato a pie;

Martín bronceado.
Fede de shorts y riñonera, seguramente ahí tenia el protector.
Y yo blanco. Tan blanco que iba a doler. Tan blanco que tenia que volver.
Siempre tengo que volver: cada vez que me voy, que me he ido, volví.

Necesito un viaje que me lleve bien lejos.

Las únicas palabras son de despedida. Y así los veo caminar de espaldas a unos metros de mi camino de retoceso. Esperando que un bondi-tren: un astrotren me lleve de regreso.

Ya en la ciudad todo era diferente;
Un sol de primavera puede hacernos feliz.
El tres cruces y la playa estaban a una cuadra de distancia entre ellos.
En el parque, cerca de los arboles, un grupo de chicas muy bonitas.

Miro el cielo y aparecen las nubes mas raras que había visto hasta ahora;
Una masa móvil de granos de choclo plateados. Cada grano era inmenso, y se iba separando del que tenia a su lado: colapsan y explotan en el suelo como un bombardeo.
Globos de todos los colores derriban el tres cruces con el poder de misiles.

¿Sera un festejo que habrá salido mal o un hermoso terrorismo?

Gotas celestiales plateadas quedan desinfladas por el parque. Varios caminantes muertos en este ataque, victimas necesarias para reconocer la escala del mensaje.
A mi espalda un rincón pacifico se mostraba inmutable; Los muchachos estaban pescando a orillas de un arrollo acompañados de un atardecer perfecto.

Cuando el espectáculo acaba descanso en el suelo acompañando a las chicas que antes habian llamado mi atención. Sintonizo una discusión: Una hermana quejandose de la otra porque la atrasaba en su hora de estudio. Se había cambiado de clase y lugar para que no la interrumpiera mas. La miro con mas concentración: habíamos salidos juntos algo que de alguna manera me cuesta recordar. Caminamos a una pensión, una casa de estudiantes. Subiendo las escaleras me encuentro con Marcela y finalmente pude entender porque siempre me topaba con ella y siempre enfatizaba su presencia; Habíamos hecho el amor en un cuarto alejado de una fiesta.
Solo podía entender eso de su mirada, tanto alcohol en esa noche y yo no recordaba nada.

Probablemente porque las cosas son cuando existe un recuerdo.
Recordar no requiere esfuerzo cuando hay interés.

Todo pasado es borrable sin la Memoria.

4 comentarios:

Unknown dijo...

"Seguramente ahí tenía el protector".

Glorioso.

:)

Aurora dijo...

gigantes granos de choclo plateados en el cielo...nice

Soma dijo...

Las ganas de estar ahí y el retrogusto amargo en los sueños de Ochopante...

Ochopante dijo...

Gracias amigos por pasar :)