Camino a la reunión, con ganas de buena charla y algo espirituoso, me
encuentro con un muy viejo compañero de secundaria. Estaba discutiendo
con un camión de basura automatizado. Aparentemente es su competencia.
Lucía un tanto diferente con un brazo mecánico igualito a una excavadora
y una mochila metálica donde compactaba lo que recogía... Aun mantenía
su melena larga y esa nariz enorme digna de un record guinness.
"¿No me
digas que también vas pahí?
Dame una mano y arrancamos
juntos.˝
Frente a un geriatrico intentamos persuadir a la gente de
limpieza que nos cediera su basura. Una bolsa llena de desechos tóxicos
donde las jeringas usadas atravesaban la misma. No iba a tocar eso.
"Ayudame che˝ Dice aquel mientras que su mano mecánica fracasaba en
llevar el paquete a su espalda.
Me aburro y me recuesto en el suelo de
la calle frente a la puerta. (Parecía ahora la calle Alarcón)
La espera genera ansiedad, quiero irme.
Y cuando me levanto lo hago firme, estirado y desde los talones, cual
vampiro que se levanta de su tumba.
Las abdominales estaban rindiendo
frutos... ¡Si supiese que podía hacer esto lo haría todo el día!
"Uuhhh... ¡que loco! Mira, yo también se hacer algo raro." De su
bolsillo saca un álbum, una secuencia de fotos, de él mismo, estático como
estatua, mientras que el sol dibujaba con su sombra el paso de las
horas. Cada pagina es una secuencia del paso del tiempo...
Son muchas...
Es interminable.
Me enferma enloqueciéndome...
Despierto.
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