Sabía que la mesa redonda concentraba en su mármol las peores energías
de las veces que jugamos a la ouija. Ahora, en otro juego, uno como
el DIABLO, se manifestaba dentro de
los limites de la mesa a un héroe aparentemente solo y seguido por
un par de sombras.
Quería grabar la partida pero no sabía como; la
escena no estaba vinculada a ninguna plataforma aunque el héroe se
inquietaba a mi voluntad.
Las sombras, en un parpadeo, eran orugas
viscosas y malintencionadas. Y así, con cada parpadeo, se transformaban
en un par de insectos arácnidos con cuernos...
Yo intentaba encontrar el
cursor para poder seleccionar un ataque y lo único que pude hacer fue
voltear a uno de los bichos con mi mano.
La enfurecí. Era la hembra; que
me insulta en todos los idiomas de todos los tiempos. El macho se
ocultaba entre los papeles y solo se reflejaban sus colmillos blancos
desde las sombras.
Un momento de claridad: Si la puedo tocar la puedo
lastimar...
La golpeo tirándola de la mesa. Ella, en su rabia, desde sus
entrañas envuelve toda la habitación en una húmeda telaraña para
situarse en el centro de la misma, colgando como un candelabro
macabro...
"Soy la madre de todos los males, y de mi sale cada demonio"
Desde el miedo, odio las arañas; esas de ojos al frente, peludas,
inquietas...
Solo quiero eliminarla del momento. Tomo dos papeles de la
mesa, uno en cada mano para reventarla en el aire donde colgaba. Siento
su espesor, todo su volumen, pelo y textura a través del papel... No
estaba preparado para matar algo tan vivo. Pero ella si. Me muerde y
despierto de un grito.
miércoles, 8 de abril de 2015
martes, 7 de abril de 2015
lunes, 6 de abril de 2015
Capitulo 17 El Principito
Mira mi planeta. Está exactamente sobre nosotros… ¡Pero qué lejos está!
—Es muy bello —apuntó la serpiente—. ¿Qué haces aquí?
—Estoy disgustado con una flor —explicó el principito.
—¡Ah…! —exclamó la serpiente.
Y guardaron silencio.
—¿Dónde están los hombres? —prosiguió al fin el principito—.
Se está un poco solo en el desierto…
—Uno está solo, también, con los hombres —dijo la serpiente.
Colaboración para Invisible a los ojos; una gran propuesta que une a varios ilustradores en la interpretación de este pequeño gran mundo. Pasen a verlo por aquí.
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viernes, 3 de abril de 2015
Action Figure
Un muñeco. Yo tenia en mi poder un muñeco que me daba poderes según los
accesorios que tuviese puesto. Poderes necesarios para enfrentarme a ese
templo que no dejaba de sumar pisos en escaleras de sacrificios. Todas
las criaturas que cruzaba me llamaban por un nombre corto que no puedo
pronunciar. Remuevo la cara al muñeco y le coloco una máscara a su
cráneo. Ahora soy de piedra y puedo flotar por todos los precipicios
transportándome sin que nada me haga daño. Voy a estar inmóvil
hasta que llegue a encontrar el tesoro hecho espada que esta escondida
en el ático de la casa. Busco y busco para solo encontrar juguetes
dorados. ¿Cómo voy a librarme de los Demonios con esto? Ellos estaban
hablando de mi en la parrilla esperando que bajara de este lugar que
muchos de ellos mismos reconocen que no subirían. ¡La espada! Que rápido
olvido que nada es para mi sino para mi muñeco, y yo soy él. Con una
cimitarra que convierte la sangre en arena me abro paso a una galería de
puertas donde se escuchaban gemidos de orgías fantasmales. Hay una
habitación que no me permite entrar con la máscara, la veo borrosa desde
el otro lado del pasillo cubierta por un hechizo que genera vértigo y
malestar. Los espíritus gritan ese nombre que no puedo pronunciar, tengo
que llevármelo a la realidad ya que en el nombre hay otro poder. Tengo
que llevármelo pero recordar me va a hacer despertar...
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