La boda había terminado. Luego de empaparme con agua de rosas, o agua de
florero, una moza me acorrala contra la puerta. Su camisa explota y me
atrapa entre sus tetas lamiendo toda la esfera de mis ojos. Quedaba mudo
por la impresión. Era imposible retener la fuerza de esa lengua que
limpiaba y hablaba al mismo tiempo. Despierto con ganas de comer
masitas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario