El cuarto se había inundado. Parecía mas probable que se había sumergido
bajo el océano. Nos acompañaba un pequeño tiburón que seguía en
perfecta sincronía a la cabeza decapitada de un salmón. Ella jugaba con
un pequeño cocodrilo entre lo seco y lo salpicado. Y yo me preguntaba
donde estaba esa langosta que nos estuvo picoteando bajo las sabanas.
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