Inspirado por la curiosidad de los gatos me vi recorriendo los techos
mas allá de los de tu casa. Inspeccionar y entender los limites de tu
barrio. Cuanto mas me alejaba toda la superficie cambiaba; Los techos y
azoteas pasaban a ser pisos donde la gente vivía bajo tierra;
Estructuras simples y carenciadas recubiertas de hormigon, aislantes y
chapa, saliendo a la superficie algún que otro tubo chimenea. La única
forma de entender donde terminaba y comenzaba una vivienda era por
los materiales que se fundían en una masa desprolija. Y mas allá de las
angostas calles de residuos el día es hermoso y claro. Puedo ver el mar
a lo lejos y entiendo nuevamente que la historia se repita aquí
también: Estamos siendo devorados por el mar. El agua vuelve a reclamar
la tierra, y el tiempo ya esta contado. Voy bajando por los escalones
naturales de un pantano de rocas. Se que de ahí vienen todos los
mosquitos y otros repugnantes insectos; Ahí están flotando, en la
superficie larvas y huevos. Escucho el sonido de anfibios en celo;
También el sonido similar al que hacen los granos al reventar...
Probablemente las espaldas de esos bichos estén dando a luz su
descendencia. A medida que sigo la piedra se vuelve definida. Y
escondida a las generaciones presentes estaba ahí, casi inmaculada, la
cloaca que había hecho otra civilizacion que cerraba las puertas al mar.
Parecía una combinacion entre Alejandría y el Imperio Egipcio en cada
detalle: desde los colores, las columnas y escalones. Una obra de
ingeniería humana para deshacerse de la misma mierda humana. Algo tan
hermoso y sin cumplir propósito. Ya no sabia como salir de ahí, pero si
supe que cuando las puertas se abrieran seria el fin. Y sentí alivio
porque sonaba bastante bien.
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