Había despertado en una casa desconocida. Estaba desnudo y las puertas
estaban abiertas. Salí cubierto de una sabana fresca para una mañana de
verano prematuro. Las playas se desbordaron hasta la calle y la gente
caminaba con ropa de baño cortando lo que quedaba de trafico. Estaba
llegando tarde a la otra punta de la calle, sobretodo cuando fui
distraido por siete preciosas niñas mujeres. Sirenas de asfalto llenas
de promesas y mucho juego. El cabello de 2 hermanas reflejaban el sol y
brillaban como oro mágico. Me detengo para hablar con las cabezas de
unos chicos, que al verme preocupado, me prestan su patineta. Las calles
son un paisaje borroso en la velocidad de sus ruedas. Me recuesto sobre
ella. En algún momento, cuando se de, algo me detendrá.
Un
nuevo trabajo en casa. Estaba encargado de una oficina en mi propio
cuarto. Sentado en la cabeza de la cama con la computadora en la falda
mientras que otras nuevos compañeros de traje se acomodaban a lo largo y
corto de ella.
A
media jornada empieza la discusión de la música. Lo que había sido para
mi una selección musical amena. Para otros fue un tedio. Uno de los
empleados con tono sarcástico sugiere que busque algo mas a su gusto. Y
dice: pone Judía no se que. Salta la chica
que atendía a los clientes y se alarma diciendo: Esa es una canción
Antisemita. Empieza nuevamente otra discusión. Basta! Escuchemosla.
Vamos a darle una oportunidad. Si llega a decir algo ofensivo para
alguien la cortamos. Era muy pegadiza, y aunque la letra era
inentendible sonaba muy graciosa.
Estaba
descontento conque la oficina fuese en mi casa. Fui a la oficina
central a hablar con los jefes. Era un edificio enorme y vacío. Nadie
hacia nada y al preguntar por ellos aparece el Jefe. Había vuelto a mi
primer trabajo.. Un frío horrible recorrio
mi pecho. Me saluda haciéndose el agradable con su peinado
desagradable y su aroma a disney. Sonríe y me comenta: Me entere de
todo. Como va a continuar tu vida? Salgo para el descanso. El patio se
parecía mucho al del liceo 12, como el de una prisión. La gente se
divide entre muertos y fantasmas. Y en un rincón de una roca Cubica me
reconoce alguien. Yo era prostituta de esa esquina por la que pasabas
siempre. Ahora soy diseñadora.
Había
que salir de ahí. Me encuentro con otra fantasma del pasado. Que te
paso nena? Estas horrible, re vieja. Hace un año que trabajo acá. Algo
se enciende en ella y me pide con mirada juguetona que la corra por las
calles. Un perro gordo confunde el juego
y muerde mis brazos que hicieron una cruz para evitar el ataque. No es
que sangre pero duele. Cada uno de sus dientes se siente como una
espina, incomodo como una astilla, como varias en los pies.
Probablemente si la cosa sigue así pierda los brazos. Y también me den
el día libre en el trabajo.
Debería dejar de actuar como si las consecuencias no importaran.