Montevideo, 22 de diciembre de 2008
Monsieur Ochopante,
La vida es una sola laguna de tiempo, crecer sería entonces nada más que tener una excusa para no completar el destino, para no comprender el destino, para no asumir todos los libros, las enciclopedias, para no tener que armar el arbolito de navidad de uno mismo de sopetón. Para darnos el lujo de la ignorancia, cuando en el fondo ya todo lo sabemos.
La soledad, también es una sola, infinita y repetida mil veces, de individuo en individuo. Si algo nos une, si algo nos hace idénticos, indivisibles, es esa incapacidad de tocar con las falanges del alma el núcleo de plomo del alma de otro. Esa imposibilidad de compartir lo más profundo.
Y el amor, el amor un arlequín que entre ambas realidades se pasea infantilmente. Escribiendo con pluma propia en el libro de los silencios repetidos. Como si hubiera ignorancia, como si dos soledades dejaran de ser iguales al resto de las soledades para pasar a ser solo una duplicada y más calentita soledad. Su performance es, por cierto, la más imposible de todas, la más irreal, la más a contramano… y sin embargo (y por eso mismo también) la única que tiene derecho a ser verdad.
Feliz cierre de cuestiones anuales, Monsieur Ochopante.
Fog
Monsieur Ochopante,
La vida es una sola laguna de tiempo, crecer sería entonces nada más que tener una excusa para no completar el destino, para no comprender el destino, para no asumir todos los libros, las enciclopedias, para no tener que armar el arbolito de navidad de uno mismo de sopetón. Para darnos el lujo de la ignorancia, cuando en el fondo ya todo lo sabemos.
La soledad, también es una sola, infinita y repetida mil veces, de individuo en individuo. Si algo nos une, si algo nos hace idénticos, indivisibles, es esa incapacidad de tocar con las falanges del alma el núcleo de plomo del alma de otro. Esa imposibilidad de compartir lo más profundo.
Y el amor, el amor un arlequín que entre ambas realidades se pasea infantilmente. Escribiendo con pluma propia en el libro de los silencios repetidos. Como si hubiera ignorancia, como si dos soledades dejaran de ser iguales al resto de las soledades para pasar a ser solo una duplicada y más calentita soledad. Su performance es, por cierto, la más imposible de todas, la más irreal, la más a contramano… y sin embargo (y por eso mismo también) la única que tiene derecho a ser verdad.
Feliz cierre de cuestiones anuales, Monsieur Ochopante.
Fog